Jesús, esperanza de nuestra glorificación, nos regala su fuerte y único amor; amor que desata continuamente el interior de nuestras vidas, amor que, con su acción poderosa, saca de la basura al pobre, amor que levanta al desvalido, al que dignifica brindando la oportunidad de experimentar su propia vida, porque desde su corazón él infunde su amor, que transforma, en y desde el diario acontecer, nuestra vida.
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