martes, 22 de julio de 2014

Oración eudista de julio 19, 2014 Preparada por los hermanos de la Provincia Minuto de Dios

https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhn-8Uz43AUk-lo3Z48ix0q4hDYNmLwW03fsVjAl6B39ItV39nKGMg2sC2Poayv_EinqRZgBcmchPV4W4rnJVZ24Kz6WZM-g7sALC5TST3xxOXjGZ2N-unX0t_JWgt-8tIg1OpB1KFxMGAR/s1600/orac..jpgMotivación

Oremos por cada uno de los miembros de nuestra Congregación, por las comunidades locales, las regiones, las viceprovincias, las provincias y la CJM en general, para que el Señor nos bendiga. Particularmente, por el próximo encuentro mundial de asociados, amigos y colaboradores eudistas.

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Podemos comenzar con un canto eudista de oración y entrega

Reflexión - Exhortación apostólica Evangelii Gaudium, No. 267:

“Unidos a Jesús, buscamos lo que Él busca, amamos lo que Él ama. En definitiva, lo que buscamos es la gloria del Padre; vivimos y actuamos «para alabanza de la gloria de su gracia» (Ef 1,6). Si queremos entregarnos a fondo y con constancia, tenemos que ir más allá de cualquier otra motivación. Éste es el móvil definitivo, el más profundo, el más grande, la razón y el sentido final de todo lo demás. Se trata de la gloria del Padre que Jesús buscó durante toda su existencia. Él es el Hijo eternamente feliz con todo su ser «hacia el seno del Padre» (Jn 1,18). Si somos misioneros, es ante todo porque Jesús nos ha dicho: «La gloria de mi Padre consiste en que deis fruto abundante» (Jn 15,8). Más allá de que nos convenga o no, nos interese o no, nos sirva o no, más allá de los límites pequeños de nuestros deseos, nuestra comprensión y nuestras motivaciones, evangelizamos para la mayor gloria del Padre que nos ama”.

Iluminación bíblica - Romanos 8, 26-27:

“El Espíritu viene en ayuda de nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escudriña los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu y que su intercesión por los santos es según Dios”.

Cuatro tiempos de la oración:

Tomando estos dos textos, miremos al Señor y luego nuestra vida en la CJM y adoremos, demos gracias, vivamos el perdón y entreguémonos a Jesús.

Oremos con san Juan Eudes:

“Jesús, por el poder de tu Espíritu, poséenos y guíanos, para que crezca en nosotros y en el mundo entero la eficacia salvadora de tu reino. Amén” (OC 2, 152).




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