miércoles, 20 de agosto de 2014

Laicos Eudistas: Misión compartida para transformar el mundo

Mensaje de apertura 

Encuentro de Asociados, Amigos y Colaboradores Eudistas - 2014


1. Una nueva visión de laicado

Bienvenidos a Colombia, país anfitrión que, con alegría y espíritu fraternal, acoge a los hermanos y hermanas que, desde diversas latitudes, han venido a este Encuentro Mundial de Asociados, Amigos y Colaboradores Eudistas. Bienvenidos a la Provincia Minuto de Dios la cual desea compartir sus sueños y realizaciones con humildad.
Durante estos 5 días, ustedes podrán descubrir algunos lugares de Colombia, un maravilloso país lleno de belleza, dinamismo y liderazgo. Sin embargo, nuestra Patria, por más de 6 décadas, se ha debatido entre la vida y la muerte: después de una larguísima guerra que se inició en los años cincuenta por asuntos políticos y partidistas, pasó luego a las guerrillas comunistas en los años sesentas; posteriormente, en los setentas, se involucró el narcotráfico con fatídicas consecuencias ampliamente conocidas en el mundo entero, lo cual desembocó en una cultura que trastocó los valores personales, familiares y sociales generando un espíritu de corrupción, tristeza y muerte de grandes proporciones. Todo esto ha sido lamentable para nuestro pueblo pues, de estos años de violencia, han quedado más de 6 millones de víctimas que pesan sobre nuestras conciencias y sobre la viabilidad de las futuras generaciones. Hoy, por gracia de Dios, Colombia está comprometida con la búsqueda de la paz como el primer sueño y anhelo de todo el pueblo colombiano. La cátedra de la paz se ha vuelto ley de la república para que todos los colombianos hagamos de ella un instrumento vital para construir un país en paz y cambiar la cultura de violencia por una cultura de paz. Invito a esta asamblea eudista como signo de comunión, para que elevemos todos los días, plegarias a Jesucristo, Príncipe de la Paz, para que conceda este gran regalo a Colombia, nación que nos recibe con esperanza y alegría. 

http://portal.cjm.org:8089/images/enfermos.jpegEn este Encuentro Mundial nos encontramos 250 personas aproximadamente, 200 invitados internacionales y 50 colombianos. No tengo palabras para darle gracias a Dios por tan bella y generosa respuesta! Gracias, gracias por haber aceptado venir a Colombia y participar en este histórico encuentro. 

La presencia eudista en Colombia data de 1883, cuando llegaron los primeros misioneros eudistas de Francia a fundar el seminario mayor de Cartagena. Por la gracia de Dios, el gran esfuerzo de la Provincia Madre y de las decenas de eudistas franceses, fructificó de manera increíble en todo Colombia dando origen a las 3 Provincias Latinoamericanas: Colombia, Venezuela y Minuto de Dios, con presencia de incorporados, candidatos, asociados, amigos y colaboradores en 10 países. 

La implantación, el crecimiento y el desarrollo de la Congregación en América Latina ha sido el esfuerzo de cientos de Padres Eudistas quienes han sabido tejer relaciones de fraternidad y amistad con miles y miles de laicos en el Continente. Prácticamente alrededor de cada eudista incorporado, en virtud de su calidad humana, su espíritu misionero y su sólida formación, se van tejiendo lazos de fraternidad y de amistad con laicos y sacerdotes que, al ver el ejemplo de vida cristiana, quieren participar de la espiritualidad eudista, de la vida fraterna y de la misión apostólica. Es mi obligación dar testimonio personal de ello pues, siendo muy joven como estudiante universitario, llegue a casa de un eudista quien me acogió con profunda sencillez, me enseñó a leer las escrituras y me permitió participar de las misiones eudistas que por los años setenta y ochentas se llevaban a cabo por toda Colombia. 

Como superior general, en estos 32 meses, he podido apreciar este mismo espíritu, en mayor o menor escala, en los diversos países donde estamos implantados: eudistas incorporados que tejen relaciones fraternales muy fuertes con laicos y sacerdotes hasta el punto de que ellos se sienten motivados a vivir la misma experiencia de misericordia, misión y formación al servicio de la Iglesia. 

A partir del Concilio Vaticano II y su espíritu de renovación, muchos paradigmas que se vivían en la Iglesia empiezan a cambiar. La doctrina permanece y se va enriqueciendo con los análisis teológicos pre y postconciliares. La pastoral se va adecuando a las circunstancias de los fieles laicos que, inmersos en una sociedad que está en continuo cambio, exige de ellos nuevos enraizamientos y relaciones sólidas que les permita mayor estabilidad y fortaleza para asumir su misión de transformar el mundo. Algunos de los laicos se unen a nuevos movimientos y comunidades postconciliares que encarnando el espíritu del Concilio Vaticano II, han nacido para quedarse y hacer historia dentro de la Iglesia como nuevas expresiones de la nueva evangelización. Otros fieles laicos y algunos presbíteros, deciden aproximarse a Institutos o Sociedades ya existentes y de amplia tradición, como los eudistas, para participar de una forma más activa y dinámica en la misión de la Iglesia y para fortalecerse en su misión específica de la transformar el mundo.


El Concilio Vaticano II solicitó a todas las Congregaciones realizar un aggiornamento de su vida y de su estructura a la luz de dicho Concilio. Los eudistas hicimos lo propio y, después de un proceso, nacieron las nuevas Constituciones en 1983. Sin embargo, el aggiornamento solicitado por el Concilio Vaticano II no se reducía al mero cambio de las Constituciones sino a una adecuación profunda de todos los elementos de la cultura eudista para prestar un mejor servicio a la Iglesia contemporánea y al mundo. Progresivamente, los hermanos que nos han precedido, comenzaron a realizar las adecuaciones necesarias para el mejor cumplimiento de la misión en cada país, en cada Provincia y en toda la Congregación, dejando algunas obras, asumiendo otras, abriéndose a nuevas iniciativas, buscando nuevos territorios de misión, etc. Es un proceso que aún no termina y, quizá, apenas está comenzando. Uno de estos temas de aggiornamento es el de la presencia de los laicos dentro de la CJM lo cual, sin duda alguna, exige de los eudistas asumir una nueva visión de laicado en la Iglesia y en la CJM. 

En América Latina, las Conferencias Episcopales de Medellín y de Puebla propusieron el Concilio con dos palabras claves:http://portal.cjm.org:8089/images/R.P.%20%20Camilo%20Bernal%20Hadad%2024ime%20%20Suprieur%20gnral%20des%20Eudistes%202012%20-%20.jpgcomunión y participación; en la CJM, los eudistas, incorporados y asociados, junto a los amigos y colaboradores, estamos llamados a vivir este espíritu de comunión y participación. 

Los primeros 33 años de mi vida los viví como laico; ello me permitió tener una comprensión del sentido del laico, de sus desafíos y de su papel dentro de la Iglesia. El laico debe ser considerado como sujeto de su propia vida y vocación, desarrollo y misión dentro de la Iglesia. Debemos ser capaces de construir una Iglesia en donde laicos y ministros aprendamos a compartir como pares pues, al fin y al cabo, el sentido fundamental de la misión sacerdotal es participar del espíritu de entrega generosa y servicio que Jesús vino a enseñarnos, hasta dar la vida por las ovejas. 

Para bendición nuestra y como eco a la petición del Concilio Vaticano II, en los años 80, se retomó en la Congregación la figura de los “asociados eudistas”. Son 30 años de experiencia, de caminar juntos para encontrar la voluntad de Dios para el porvenir de la CJM. Por gracia de Dios, en la Asamblea General del año 2007, en Canadá, se introdujo en Constituciones 7b, la presencia de miembros “asociados” en la CJM, numeral que aún debemos desarrollar desde la perspectiva del derecho a partir de un conjunto de reglas prácticas generales. Ya Jesús nos recordó que el sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado, así que estos 30 años de vivencias y de realizaciones, unidos a este Encuentro mundial, nos permitirán madurar las propuestas para llegar con ideas claras y bien escritas a la próxima Asamblea General, en enero de 2017, con el fin de darle mayor espacio y bases jurídicas a nuestros asociados y asociadas dentro de la CJM. Este es uno de los propósitos del Encuentro. 

El P. Michel Gérard, de tan grata memoria en la CJM, promovió el primer Encuentro mundial de Asociados eudistas en Francia, en el año 2009. Allí se llevaron a cabo serias reflexiones y avances muy interesantes que han permitido caminar hasta el día de hoy y llegar a promover este gran Encuentro de Asociados Amigos y Colaboradores Eudistas como fruto del primer encuentro. Consideraría oportuno que la Congregación institucionalice estos Encuentros Mundiales de Asociados, Amigos y Colaboradores Eudistas, cada 5 años, y se realicen entre dos asambleas generales lo cual generará una excelente dinámica y permitirá un mayor desarrollo del laicado eudista en la CJM. 

En el primer encuentro mundial de asociados se produjeron cuatro documentos conclusivos y se propuso iniciar una nueva etapa con los laicos eudistas; el presente encuentro mundial pretende consolidar el inicio de la nueva etapa propuesta y construir sobre lo vivido en los 30 años anteriores. Me permito recordar muy brevemente las conclusiones del primer encuentro mundial:
  1. Favorecer espacios de formación y de participación de los laicos en al CJM
  2. Propiciar la corresponsabilidad entre incorporados y asociados en las misiones y obras, en fraternidad y confianza
  3. Usar un texto común como prólogo al estatuto de asociados en las provincias y única redacción para el compromiso de asociación
  4. Mantener comunicación entre todos
  5. Fomentar la solidaridad en la oración
  6. Y, continuar realizando periódicamente encuentros como el de 2009.

Este segundo Encuentro Mundial de Laicos Eudistas busca dar cumplimiento a dichas conclusiones y, a su vez, pretende abrir nuevos espacios para los laicos eudistas dentro de la CJM. Por ello se ha propuesto una participación muy amplia de laicos y abrir nuevos espacios para los amigos y colaboradores eudistas quienes son muy significativos en número y, ante todo, en compromiso. Igualmente, nos alegramos y agradecemos de corazón a varios sacerdotes asociados que comparten nuestra espiritualidad y nos ayudan decididamente en la misión eudista. 

2. La Familia Eudista, una familia espiritual al servicio de Cristo y de su Iglesia 

He compartido varias veces con el Consejo de Congregación y con el Consejo General que, a mi juicio, los eudistas debemos prestar muchísima atención al desarrollo de la Familia Eudista como una familia espiritual al servicio de Cristo y de su Iglesia. El Concilio Vaticano II retomó el concepto de Iglesia como pueblo de Dios, como la familia de Dios. Bien lo expresa San Pablo, somos familiares de Dios y conciudadanos de los santos. Construir familia como Iglesia con el fin de servir con espíritu de misericordia a la familia universal, es la tarea fundamental que nos dejó el Señor. Ser familia para edificar la familia de los hijos de Dios.

Entonces, consolidar la Familia Eudista como familia espiritual debe ser una verdadera prioridad en la CJM. Los eudistas gozamos de una maravillosa y excelente herencia espiritual; en realidad es nuestro mayor tesoro! De la espiritualidad eudista nos gozamos y nos gloriamos todos los eudistas. Es una espiritualidad sencilla, simple y profundamente exigente. La espiritualidad eudista nos une y nos permite tener identidad. Como superior general me atrevo a manifestar que es la máxima prioridad para la CJM en los próximos años. Conocer, vivir y compartir nuestra espiritualidad por todas partes y en todo momento. Así consolidaremos y construiremos una familia espiritual sólida y con perspectivas dentro de la Iglesia. Lamentablemente, nuestros maestros de espiritualidad eudista están envejeciendo y no se vislumbran sucesores en el corto plazo. Por fortuna, algunos jóvenes candidatos y varios asociados están tomando esta bandera para hacerla suya por el bien de nuestra familia y para la gloria de Dios. Cada eudista -incorporado, candidato o asociado, debe convertirse en un maestro de espiritualidad eudista! Los amigos y colaboradores nos ayudan en esta tarea. 

Estamos en la aventura apasionante de lograr que San Juan Eudes, nuestro amado fundador a quien hoy celebramos, sea declarado Doctor de la Iglesia por la eminencia de su doctrina espiritual, teológica y pastoral. Gracias al entusiasmo del P. Luc Crepy, nuestro vicario general, y de la Provincia de Francia, se ha configurado un excelente equipo de trabajo que ha producido un memorándum sobre San Juan Eudes destinado a la Comisión Doctrinal de la Conferencia Episcopal de Francia; dicha comisión doctrinal ya ha dado por escrito su parecer positivo al Presidente de dicha Conferencia Episcopal; se espera que los Obispos de Francia voten en asamblea plenaria, el próximo mes de noviembre, de manera favorable por la causa del Doctorado de San Juan Eudes, lo cual sería un paso decisivo en este proceso. De hecho, la Conferencia Episcopal de Venezuela ya votó positivo y de forma unánime, por el doctorado de nuestro Fundador. Seguirán otras Conferencias del mundo y también muchos Obispos han empezado a hacer llegar al P. Luc Crepy, como postulador de esta Causa, las respectivas cartas postulatorias dirigidas al Papa Francisco apoyando nuestro sueño. Bendito sea Dios y que gran alegría contemplar esta posibilidad. Sin embargo, nos queda mucho camino por recorrer en cuanto a documentos, gestiones, publicaciones, etc. Ciertamente, todos debemos orar para que San Juan Eudes sea declarado Doctor de la Iglesia como maestro de vida cristiana y profeta del Corazón! 

En paralelo, en torno a esta Causa de tan gran santo, los eudistas como familia espiritual y cada uno en particular, tenemos el compromiso de volvernos maestros de espiritualidad eudista, compartiendo con total sencillez nuestra espiritualidad a todas las personas que encontremos en el camino, como lo hizo Jesús por el camino de Emaús. Conocer, divulgar y transmitir nuestra espiritualidad debe ser una prioridad para cada miembro de esta Familia pues, como es natural, no puede declararse a un santo como Doctor de la Iglesia si su contribución espiritual, teológica y pastoral no es conocida con la mayor amplitud posible dentro de la Iglesia. Ardua tarea tenemos por delante y necesitamos de cada uno de Ustedes y de aquellos que no han podido venir a este Encuentro, para acompañar el proceso de esta Causa del Doctorado irradiando nuestra espiritualidad como el más preciado legado de San Juan Eudes. 

Todo ello nos hará una sólida Familia espiritual que pueda renovar el sentido de su misión dentro de la Iglesia y adecuar dicha misión, sin ningún temor y sin miedos infundados, a las variadas realidades humanas y sociales que se encuentran en cada uno de los países donde estamos sirviendo y a las diversas culturas con las cuales nos encontramos. 

Por todo lo anterior, este encuentro es para construir familia eudista donde los laicos eudistas –asociados, amigos y colaboradores – encuentren más y mejores espacios de espiritualidad, de vida, de amistad, de misión que consoliden los lazos de fraternidad eudista y, junto con los incorporados y candidatos, sentemos las bases para hacer crecer en calidad y pertinencia pero por supuesto en número, nuestra hermosa Familia Eudista. En mi concepto, no se trata de crear un movimiento laical paralelo o adscrito a la CJM sino de continuar desarrollando la fraternidad eudista, donde todos tenemos nuestro espacio con gran respeto y mucha caridad. Si logramos ello, en mi humilde opinión, habremos cumplido cabalmente los objetivos de este Encuentro. 

3. Misión compartida para transformar el mundo 

El tercer punto sobre el cual desearía expresarme es la importancia de la misión compartida. Escribía el P. Pedro Drouin como superior general: “El Concilio Vaticano II afirmó el principio de la complementariedad de los carismas en la Iglesia… por doquier aparecen grupos de laicos, con diferentes nombres, que se comprometen a compartir la misión apostólica y la espiritualidad de muchos institutos y de esta manera participan de la misma familia espiritual. Los laicos, precisamente en virtud de su condición de laicos, aporta su contribución específica a la misión de la Iglesia, una contribución que no pueden dar ni los sacerdotes ni los religiosos. Aportan su entusiasmo, la novedad y la variedad de experiencias que enriquecen, sin duda alguna, la comunidad”. 1

Por supuesto, la exhortación apostólica postsinodal Vita Consecrata, de 1996, es suficientemente clara sobre la importancia de compartir la misión. Sobre este tema se dialogó con el Papa Francisco en la reunión que tuvimos los superiores generales con él en noviembre del año pasado; allí se anunció que el año 2015 será en la Iglesia el año de la Vida Consagrada y, sin duda alguna, el tema de la misión compartida con los laicos ocupará un lugar preponderante en las reflexiones. 

La experiencia de los asociados, que lleva más de 30 años, a mi juicio, ha dejado de ser una experiencia para convertirse en una institucionalidad dentro de la CJM. La presencia de 250 participantes en este Encuentro mundial es una prueba fehaciente de ello. Ustedes como asociados han caminado en fidelidad y amor; nos corresponde a los incorporados, con audacia y sin ningún temor, abrir los nuevos caminos que la CJM necesita para llevar a cabo su misión y también para garantizar su supervivencia futura. 

Cuando pienso que nuestra presencia inicial en Fortaleza (Brasil) fue por los primeros asociados; o cuando pienso en los asociados de San Cristóbal (Venezuela) en donde hace 7 años no hay incorporados de forma permanente y los asociados siguen con inmensa fidelidad sirviendo en la diócesis; o el caso de la Parroquia del Espíritu Santo, en París (Francia) de donde salimos los incorporados pero los asociados permanecen y siguen comprometidos con la pastoral parroquial; o en Perú donde una asociada ha permanecido fiel por años, ha conseguido vocaciones eudistas y los incorporados, por diversas razones hemos entrado y salido; o en Paraguay donde una asociada está preparando el terreno para el futuro eudista en este país; o el caso de un diácono de 95 años que sirve en el altar y predica en la Misa, en nuestra parroquia de St. James en San Diego… todos estos casos y otros que seguramente existen, me llevan a reflexionar en la importancia de la misión compartida entre presbíteros y laicos eudistas en orden al desarrollo de nuestro carisma y misión en la Iglesia. 

Los incorporados nos hemos encontrado con la desafiante realidad expresada por el Señor Jesús: “la mies es mucha y los obreros son pocos”. En estos dos años y medio como superior general, he tenido la fortuna de encontrar a casi todos los eudistas, las comunidades y las obras de la CJM; ha sido un verdadero trasegar de un país a otro, de un continente a otro, con el fin de conocer, escuchar y animar a los hermanos en su vida personal, comunitaria y en la misión. Gran tarea estamos realizando! Que servicio tan extraordinario y sacrificado están llevando a cabo los eudistas por todas partes! Los Obispos que he encontrado solicitan y quieren más eudistas que colaboren en su diócesis! Es nota común de todos los provinciales, sin excepción, lamentarse por la escases de incorporados para asumir las obras que tenemos o los desafíos de nuevas misiones que nos solicitan o las obras que nosotros mismos desearíamos iniciar. Desafortunadamente aún no hemos encontrado la fórmula capaz de crear “eudistas express” y, por fortuna, sabemos que no existe! La única fórmula para tener buenos obreros del Evangelio, es aquella que nuestro Padre Eudes nos ha legado: hacer de la CJM una Escuela de Santidad! La santidad atrae, la santidad es contagiosa, la santidad produce frutos; por supuesto me refiero a la santidad de todos los miembros de esta Familia.
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Revista Eudistas No 17 (1995), Un desafío actual: Los Asociados. P. Pedro Drouin, Los Asociados en el Sínodo sobre la Vida Consagrada, página 5

Por gracia de Dios y en virtud del compromiso de todos los miembros de la Familia Eudista, hemos pasado de 107 seminaristas en 2012, a más de 160 candidatos a la fecha; espero que para finales de 2016, terminemos con más de 200 candidatos! Oremos para que así sea. Que bendición de Jesús y María quienes nos colman de gracias con cada seminarista que llega a nuestras 10 casas de formación en el mundo. Con todo, sabemos que ni con mil candidatos podríamos atender los maravillosos sueños de los eudistas en este siglo XXI. Por supuesto, no se trata de crecer por crecer sino de crecer porque existe un dinamismo que se corresponde con la llamada de la Iglesia y con las iniciativas de los eudistas las cuales son siempre bienvenidas. Crecer es un signo de vida y de la pertinencia de nuestra misión y servicio en la Iglesia. 

Nadie discute que hoy en día, estamos ante un cambio de época en el mundo y, creo yo, en la Iglesia. Parte de ese cambio tiene que ver con el papel de los laicos en la Iglesia, lo cual tiene sus implicaciones en las Congregaciones como la nuestra. Es natural que surjan interrogantes sobre el cómo hacerlo, cuál es la medida correcta, cuáles son los derechos y deberes, cuál el estatuto canónico… para ello hemos venido! Este Encuentro es para dialogar, orar, proponer nuevos y audaces caminos. Este Encuentro no es para llenarnos de dudas, miedos o interrogantes; no! Este Encuentro es para avanzar en confianza, en fortalecer la confianza mutua entre incorporados y asociados y, por supuesto, también con los amigos y colaboradores que tanto nos aportan. Generar confianza es nuestra tarea principal lo cual exige apertura, docilidad y grandes dosis de humildad. El Señor Jesús nos está mostrando que compartir la misión entre presbíteros y laicos produce excelentes frutos lo cual nos debe llevar a abrir las puertas sin ningún temor para que sigan lloviendo más y mayores bendiciones. Juan Eudes fue osado, atrevido, apasionado, innovador, emprendedor... por eso es santo! Hoy, sus hijos e hijas debemos ser capaces de conjugar estos verbos con nuestras vidas y con nuestros compromisos dentro de la Iglesia. 

Memorable, precisa y anticipatoria a todas nuestras reflexiones es la carta de San Juan Eudes a Madame de Camilly hace 340 años: 

“Nos, Juan Eudes, sacerdote superior de la CJM. El conocimiento que tenemos de la muy sincera y cordial amistad que Ustedhttp://portal.cjm.org:8089/images/vitraleudes.jpeg y el señor de Camilly y toda su familia han tenido para nuestra Congregación nos obliga a darles pruebas de nuestra gratitud. Por la presente declaramos que, en nombre y parte de Jesús… y de María, dignísima Madre de Jesús… nosotros los asociamos y unimos, en tiempo y eternidad, de la manera más perfecta y agradable que sea posible a sus divinas Majestades, de acuerdo a su santa voluntad, a esta misma Congregación. Los recibimos y admitimos en sociedad, comunión y participación de todas las misas, oraciones, limosnas, ayunos, mortificaciones, de los frutos de todos los santos ejercicios de los seminarios y de las misiones, y de todo el honor gloria y alabanzas que serán tributadas a Dios por todas estas cosas… 

En fe de lo cual, hemos firmado la presente con nuestra mano, y hemos puesto el sello de nuestra Congregación” 2.

4. Un Pentecostés Eudista

Para concluir agradezco en nombre del Consejo de Congregación, de los Superiores Provinciales y del Consejo general por su generosa respuesta y por esta presencia tan conmovedora. En nombre de ellos, expreso nuestros sinceros y profundos agradecimientos a todos. De antemano, damos gracias en particular: 
  • Gracias a San Juan Eudes, nuestro Padre y Fundador, cuya solemnidad estamos celebrando, por darnos nuevas ideas y espíritu de creatividad durante este Encuentro mundial. 
  • Gracias a los Superiores Provinciales y Regionales que han animado y motivado la presencia de todos ustedes en este Encuentro y lo han hecho posible. • Gracias a la Provincia Eudista Minuto de Dios, a su Provincial P. Bernardo Vergara que con tanto esmero, dedicación y amor, en unión de los asociados, amigos y colaboradores han preparado este maravilloso encuentro. Gracias a cada uno de los responsables, de los coordinadores, de los servidores. 
  • Gracias a la Organización Minuto de Dios, a su Presidente P. Diego Jaramillo, a todos los gerentes y rectores que con tanta generosidad han contribuido con recursos humanos, físicos y financieros para la realización del Encuentro. Que San Juan Eudes haga fructificar aún más, todas las obras de El Minuto de Dios para que brillen no solo en Colombia sino en el mundo entero. 
  • Gracias a las familias del barrio, a las familias de la renovación carismática y a las familias de los colaboradores de la Organización Minuto de Dios quienes han abierto sus casas para hospedar, con amor y espíritu de servicio a los 250 participantes del Encuentro. Que las bendiciones de Jesús y María se derramen con abundancia sobre estos hogares tan generosos. 
  • Gracias a cada uno de Ustedes por su bondadosa presencia en este Encuentro Mundial, evento que fue organizado por Ustedes y para Ustedes, los Laicos Eudistas. A ustedes les compete hacer las propuestas y dar los pasos necesarios para consolidar su presencia participación y corresponsabilidad en la CJM. 
  • Finalmente, gracias a Jesús y María los Padres, Fundadores y Superiores de esta Congregación por permitirnos vivir este momento tan lleno de sentido y de esperanza para la misión y la permanencia de la CJM en la Iglesia. 
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2 Las Cartas de San Juan Eudes, Centro Carismático MD, colección eudistas No 56, carta 225, página 187. Carta a Madame de Camilly, 8 de diciembre de 1674.

Queridos hermanos y hermanas, mi invitación final es para que este Encuentro sea un verdadero Pentecostés Eudista: reunidos en este cenáculo, unidos a María, nos dejemos embargar en el amor misericordioso del Gran Corazón, el de Jesús y María, que quiere regalarnos su divino amor para tener espíritu de misericordia con los débiles del mundo. 

Camilo Bernal Hadad, cjm
Superior General
Solemnidad de San Juan Eudes
Minuto de Dios, 19 de agosto de 2014


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