lunes, 15 de septiembre de 2014

Oración compartida del 19 de septiembre de 2014


por el grupo « Sud -Essonne » de la provincia de Francia

En este mes de septiembre que es para nosotros el mes de la vuelta al trabajo después de las vacaciones queremos dar gracias al Señor por todos los momentos vividos en familia eudista desde el mes de julio. Primero fue para la provincia el primer retiro incorporados-AACE predicado por Sor María Elena Halligon de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. Su experiencia al lado de los seres humanos víctimas de la trata remitía a una meditación sobre la misericordia y la compasión. En agosto el encuentro de Bogotá fue para la delegación francesa un descubrimiento y una alegría el encontrar a los AACE de las otras provincias que viven intensamente su compromiso bautismal inspirado por la espiritualidad de San Juan Eudes. Estos acontecimientos nos revelaron riquezas humanas y espirituales que tenemos que compartir. Aunque no estemos todos comprometidos en la lucha contra la trata de los seres humanos en el mundo, o en acciones de solidaridad, estas realidades compartidas están en todas nuestras oraciones.

Juntos podemos cantar.

Canto a elegir

La liturgia de la Iglesia nos invitó el 14 y el 15 de septiembre a meditar el sufrimiento de Cristo y de su Madre en estos dos días en que celebran la Cruz Gloriosa y Nuestra Señora de los Dolores.

Hagamos pues nuestras estas palabras de San Juan Eudes:

« Te contemplo y adoro, oh Jesús en tu agonía y muerte en la cruz. Adoro cuanto tuvo lugar en ti en el último instante de tu vida; tus últimos pensamientos, palabras, acciones, sufrimientos; el último uso de los sentidos de tu cuerpo y de las facultades de tu alma : los últimos efectos de gracia que realizaste en el alma de tu santa Madre y en las almas santas que estaban con ella al pie de tu cruz; tus últimos actos de adoración y de amor a tu Padre; los últimos sentimientos y disposiciones de tu Corazón, y tu último suspiro. Te ofrezco mi muerte y el último instante de mi vida en honor de tu santa muerte y de tu último instante. Bendice mi muerte, Salvador mío y santifícala con la tuya; únela a tu muerte. Te pido que las últimas cosas que me sucederán sean un homenaje a las cosas últimas que tuvieron lugar en ti; que mi último suspiro honre tu último suspiro y sea un acto de purísimo y perfectísimo amor a ti.»

(Meditaciones: Sobre los sufrimientos y muerte de Cristo)

Recemos al Señor:

Te presentamos Señor todas las familias divididas por los conflictos en Ucrania, Siria, Gaza y varios países africanos

Canto

Te presentamos Señor todas las madres que sufren al ver a su hijo morir de enfermedad o en la guerra.
Como María te confiamos el sufrimiento del mundo, el trabajo de todas aquellas y aquellos que en la familia eudista luchan contra las injusticias, así como la vida y el compromiso de todos los grupos que luchan por la paz y la dignidad.

Lectura bíblica: Juan 19, 25-27

Silencio

En septiembre del 2013 el Papa Francisco decía al insistir en la contemplación de la Cruz: « Es sólo contemplando la humanidad sufriente de Jesús como podemos llegar a ser dulces, humildes, y estar llenos de ternura como El. No hay otro camino. Debemos por cierto, esforzarnos por buscar a Jesús, pensar en su pasión, en lo que sufrió, en su dulce silencio. Tal será nuestro esfuerzo; luego será El, el que pensará y hará todo lo que falte. Por eso, es lo que tienes que hacer: esconder tu vida en Dios con Cristo.»

Canto

Escucha la voz del Señor,
Presta oído en tu corazón.
Oirás crecer la Iglesia,
Escucharás su paz prometida

Para terminar, confiemos al Corazón de María todas nuestras intenciones con una de las oraciones a María del Santo Juan Pablo II

Oh Madre de misericordia,                                        Ayúdanos a vivir el Evangelio
confiamos a tu corazón y tu amor                               y la locura de la Cruz
todo el pueblo y la Iglesia en esta tierra.                     ser capaz de resucitar a su Hijo
                                                                                en la vida real, con el Padre,

Guárdanos de toda maldad,                                      en la unidad del Espíritu Santo.
de toda división,
de toda violencia y de toda guerra.                             Oh, Madre de Cristo,
                                                                                 Sé nuestro consuelo
Guardarnos de la tentación                                         y danos fuerza a todos los que sufren:
y la esclavitud del pecado y del mal.                           los pobres, los que están solos,
Quédate con nosotros!                                              a los enfermos, a los no amados,
                                                                                 a los abandonados.

Ayúdanos a vencer la duda por la fe
egoísmo por el servicio,                                             Danos la paz a nuestra tierra dividida;
el orgullo por la mansedumbre,                                  y toda la luz de la esperanza.
el odio con el amor.
                                                                                Que el Señor nos bendiga y nos mantenga.



 


No hay comentarios:

Publicar un comentario