jueves, 17 de noviembre de 2016

Oración del 19 de Noviembre (Versalles)

(Preparada por los AACE de Versalles - Francia)

El día 16 de noviembre de 1601 dos días después de su nacimiento, Juan Eudes fue bautizado en la iglesia de Ri. En este mes de noviembre, acordémonos de nuestro bautismo, de esta vida nueva en la Trinidad en la que establecemos una alianza particular con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Canto: a elegir

Texto bíblico: Mt, 28, 16-20

“En aquel tiempo los once discípulos fueron a Galilea, al monte que Jesús había señalado, y, al verlo, lo adoraron. Algunos habían dudado hasta entonces. Jesús se acercó y les dijo : “Se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos míos en todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.”

Texto de San Juan Eudes: Hemos sido bautizados en nombre de la Trinidad

“Somos bautizados por nuestro Señor Jesucristo, pero en el nombre y la virtud de la santísima Trinidad. Porque las tres divinas personas están presentes en el santo bautismo de una manera muy especial.• Se halla presente el Padre, engendrando a su Hijo en nosotros y a nosotros en su Hijo, es decir, confiriendo a su Hijo un nuevo ser y una nueva vida en nosotros y a nosotros en él. Está presente el Hijo, que comienza a nacer y vivir en nosotros, y nos comunica su filiación divina, por la cual llegamos a ser, como él, hijos de Dios. Está presente el Espíritu Santo, formando a Jesús en nosotros como lo formó en las entrañas de la Virgen María. Todos tres están presentes para separarnos de todas las cosas, para agregarnos y consagrarnos a ellos, para imprimir su sello y su imagen en nosotros, para establecer en nosotros su morada, su gloria, su reino y su vida. Y si nuestros pecados no lo impiden, las tres divinas personas permanecen siempre en nosotros, procurándose mutuamente una gloria inefable, reinando y viviendo en nuestros corazones. Por eso también pertenecemos a Dios por estar enteramente consagrados a él, y debemos emplear nuestra vida únicamente en su servicio y para su gloria.
Os adoro, Trinidad santa, en vuestra divina esencia y en vuestras tres personas eternas ; os adoro

presentes en mi bautismo, con los designios que entonces tuvisteis sobre mÍ. Os pido perdón por los obstáculos que he puesto a ellos. En satisfacción os ofrezco la vida, acciones y sufrimientos de mi Señor Jesús y de su santísima madre. Me entrego a vos, Trinidad divina, para cumplir vuestros designios. Venid a mí, a mi corazón y a mi alma, y separadme de todo lo que existe fuera de vos. Atraedme a vos, vivid y reinad en mí, aniquilad todo lo que en mí os desagrade, para que todos los actos de mi ser y de mi vida estén consagrados únicamente a vuestra gloria.” (Del libro de San Juan Eudes, «VIDA y REINO DE JESÚS EN LAS ALMAS CRISTIANAS». 7, 9. 14. 15 ; OC 1, p. 510. 517. 518.) .

Oremos:

Padre, soy tu hijo,
En todo mi ser, te bendigo.
Me engendraste
Soy tu criatura, y piensas en mí sin cesar.
A cada momento me estás creando.
El día de mi bautismo recibí de ti una vida nueva, enteramente divina.
Padre, soy tu hijo, dame acoger tu amor cada día.

Jesús, eres nuestro hermano, tu Padre y nuestro Padre.
Soy miembro de tu Cuerpo,
llamado a vivir de tu vida, íntimamente unido a Ti.
¡Qué dignidad, qué grandeza ser cristiano !
Espíritu de Jesús,
Haces de todo bautizado tu morada,
Quieres estar con nosotros y en nosotros.
Nos animas para seguir la vida santa de Jesús.
Nos das de vivir en hijos del Padre.
Espíritu de Jesús, llena mi corazón de tu amor.
Que sea miembro vivo del Cuerpo de Cristo,
Que bendiga y ame a Dios, nuestro Padre.

(según un texto de San Juan Eudes, OC II, p.168-173)

Oración final:
Dios que no cesas de hacer crecer tu Iglesia llamando a ella mujeres y hombres alejados de Ti,
Dígnate guardar bajo tu protección aquellos a quienes has purificado en el agua bautismal. Por Jesucristo nuestro Señor.




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