martes, 30 de mayo de 2017

92 Años de la Canonización de San Juan Eudes


Invocando los Corazones de Jesús y María y habiendo exhortado a sus hermanos a la concordia, Juan Eudes expiró el 19 de agosto de 1680 a los 79 años. Sobre la piedra sepulcral se leían las últimas palabras de su epitafio: “vivió piadosamente, murió santamente”. La opinión de su santidad no se interrumpió jamás, antes por el contrario creció de día en día.

El 26 de febrero de 1874, el papa Pío IX firmó la introducción de la causa del venerable Siervo de Dios; el 06 de enero de 1903, el papa León XIII, antes de dar a conocer su pensamiento, se expresó así: “Cuando se trata de Juan Eudes, se trata de un prestantísimo varón, que por la santidad de su vida se constituyó no solo en el preclaro ejemplo, sino que hizo perennes servicios a la humanidad entera por su ilustre celo en la salvación de las almas…”.

Otros prodigios vinieron a confirmar la fama de su santidad: la curación de la hermana Agustina Chassé, del Instituto de Nuestra Señora de la Caridad, de Rennes, quien padecía de cáncer en el estómago. Igualmente, la hermana Lucía, se vio libre de una múltiple parálisis originada por una lesión orgánica cerebro-espinal.

Finalmente, Luis Bourdon alcanzó el prodigio divino: habiendo perdido por completo la vista, imploró el patrocinio del Siervo de Dios y obtuvo la curación instantánea y perfecta. Estos milagros hicieron que Pío X, el 03 de mayo de 1908 declarara solemnemente que “existía certeza respecto de los milagros propuestos”. El tercer domingo de Adviento de este año se publicó el Decreto que afirmaba: “con toda seguridad podía procederse a la solemne beatificación del Siervo de Dios Juan Eudes”. Esta se realizó el 25 de abril de 1909. Dos milagros más serían la causa de la elevación a los altares de Juan Eudes como santo de la Iglesia: el primero, la curación a la hermana Juana Beatriz Londoño, de la Congregación de las Hermanas de la Caridad de la Presentación de Tours, en la ciudad de Manizales (Colombia) de la enfermedad de gastralgia, diabetes grave con complicaciones renales, nefritis, furunculosis y abscesos.

El segundo lo obtuvo Buenaventura Romero, en Guasca, también territorio colombiano, a quien se le diagnosticó peritonitis traumática y una fractura de cráneo y luego de haber rezado con devoción a Eudes logró restablecerse. Una vez aprobados estos milagros, se fijó la fecha de canonización para el día 31 de mayo de 1925, solemnidad de Pentecostés. 

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