lunes, 11 de diciembre de 2017

La aventura de la Misión

Dentro de la Congregación de Jesús y María fundada por San Juan Eudes en 1643, el espíritu misionero es fundamental. De tal manera que a ejemplo del padre Eudes, todos los que hacemos parte de la comunidad debemos seguir sus pasos y adentrarnos en la evangelización con espíritu misionero.

Sin embargo, pudiéramos preguntarnos concretamente por este espíritu, pues puede entenderse de diversas maneras. Por mi parte, daré una definición desde mi experiencia pastoral y desde lo vivido como candidato de la CJM en la provincia Minuto de Dios. A principios del mes de mayo del 2017 tuve la oportunidad de ser invitado al retiro con los jóvenes de la Comunidad Católica Francófona de Bogotá (CCFB), por Aude Bauguin, quien siendo asociada eudista me pidió participar en tal retiro para acompañar los jóvenes.

Este fue mi primer contacto con los muchachos, los cuales me acogieron muy bien, a pesar que para esta época mi francés no estaba muy bien, y era un poco complejo comunicarme eficazmente. Sin embargo, el retiro transcurrió en medio de cantos de alabanza, enseñanzas y momentos de reflexión, que resultaron muy provechosos para todos.

Al finalizar el retiro y por petición del padre Sylvain Ahouankon, me postularon para acompañar el
proceso de Aumônerie de los jóvenes de la CCFB, de tal manera que pude adentrarme un poco más en la cultura y en la manera de trabajar del estilo francés. Esta nominación no fue únicamente para mí, ya que también Marie Rouanet, voluntaria fidesco, fue llamada para este servicio.

Así comenzamos la aventura de acompañar estos jóvenes en la Aumônerie, la cual fue de gran bendición, pues pudimos diseñar un programa de temas en el cual el Amor de Dios y su misericordia eran fundamentales, dichos temas nos permitieron también darle espacio a la espiritualidad eudista desde la encarnación.

Esta oportunidad de estar en la Aumônerie, se convirtió en la posibilidad de hablar de Jesucristo desde la concreción de la vida y por su puesto desde las enseñanzas de San Juan Eudes, un misionero por excelencia. Ahora bien, es aquí donde me atrevería a definir la misión como la aventura de conocer nuevos mundos, nuevas maneras de pensar y nuevas percepciones; con el objetivo de hablar de Jesucristo, y puedo deducir esto con facilidad, ya que con eudistas memorables como el padre Teodoro Hamón, quien fuera el primero en pisar tierra colombiana, o el padre García Herreros el misionero de los pobres, y claro, cómo dejar por fuera al fundador, al padre Eudes, quien con 117 misiones fuera el misionero de la misericordia en el siglo XVII. Estos hombres de Dios me permiten dar una definición de lo que es la misión, y en consecuencia me animan en el seguimiento a Jesucristo desde el anuncio a través de todas las aventuras de la vida.

De este modo, emprendí la misión con la CCFB comprendiendo que no es necesario cruzar los mares o recorrer grandes distancias para aventurarse en el anuncio de Jesús, pues solo son necesarias las ganas de hablar de Él, aprovechando cualquier oportunidad para ser testigos de su gran Amor. Esta actitud fue con la que asumí la misión de la Aumônerie en Bogotá, en la cual a través de juegos muy divertidos, risas, oraciones y reflexiones, pudimos con los jóvenes franceses, además de pasar momentos agradables, compartir la vida cristiana como hermanos. Hubo situaciones muy especiales y edificantes, un ejemplo de esto es la visita que hicimos a los niños de la Casa Verónica de la Fundación Eudes, niños que viven con el VIH. Experiencia que nos permitió liberarnos de imaginarios y estigmas que en ocasiones lo único que nos dejan son dolorosas rupturas como familia cristiana.


En este día de integración navideña, pudimos cantar juntos, orar juntos, compartir el idioma y comer todos en las misma mesa, signo que me pareció muy bello, pues pudimos sentirnos familia al rededor no del pan y el vino, como Jesucristo, sino de una deliciosa natilla acompañada de unos buñuelos.

Para mi la Aumônerie, ha sido una gran aventura que me ha permitido fortalecerme como futuro presbítero eudista, asumiendo los retos que se nos presentan actualmente y traspasando barreras como el idioma para poder llevar la buena noticia de Jesucristo a donde se necesite.

Andrés Rodríguez Tique

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